CASAS JAOUL
Introducción
Construidas para André Jaoul y su
hijo Michel, el primer diseño de las casas se realizó en 1937. En 1951 un nuevo
planteamiento fue presentado aunque fue entre 1954 – 1956 cuando se
construyeron, convirtiéndose en una de las construcciones más importantes de la
posguerra realizadas por Le Corbusier que a la vez rompe con toda la serie de
villas blancas diseñadas en 1920.
Desde 1966 las Maisons Jaoul han
sido protegidas por el gobierno francés como monumentos históricos.
Situación
Descripción
Su tamaño sorprendente les da una
presencia escultórica y los inusuales materiales utilizados en su exterior,
hormigón colado sin pintar y ladrillos rústicos le otorgan una apariencia
deliberadamente tosca. Las fachadas, industriales, de ladrillo caravista, en las que resaltan las ventanas de tamaños
diferentes están recorridas horizontalmente por bandas de hormigón.
Las Casas “A” y “B” fueron
diseñadas para ser construidas separadamente, compartiendo un lote de 1000
metros cuadrados y uniéndose por el sótano, donde se ubican las plazas de
parking, también comparten una terraza de hormigón ubicada en el jardín y un
sistema de calefacción centralizado. Son una expresión del estilo “brutalista”
y se basan en el principio del Modulor, teoría de Le Corbusier sobre la escala
humana.
Las fachadas de la casa “A” dan a
la calle y ocultan la casa “B”, siendo su orientación diferente. Las dos casas,
de alrededor de 250 metros cuadrados cada una fueron diseñadas de tal modo que
las dos familias pudieran vivir cómodamente en las tres plantas de cada una de
ellas.
Las edificaciones están
cuidadosamente colocadas en el terreno, formando entre sí ángulos rectos, con
reveses estratégicos desde todos las líneas de la propiedad, excepto en la cara
sur donde una de las casas colinda con la pared de un edificio adyacente. El
resultado de esta colocación es una secuencia de espacios al aire libre cada
vez más privados. La ubicación escogida para los árboles como así también para
las ventanas de las viviendas ofrece intimidad entre las dos casas y las oculta
a los edificios adyacentes.
Espacios
Desde la calle, un estrecho
camino conduce a un patio común donde se encuentran los accesos a las
viviendas. La superficie habitable es de 252 metros cuadrados en cada una de
las casas y las terrazas ocupan 63 y 70 metros cuadrados
·
Casa A
Planta baja: vestíbulo, aseo,
cocina con espacio para comer, salón comedor, biblioteca
Planta primera: salón, tocador,
dos habitaciones, baño, dos aseos, capilla, balcón
Planta segunda: dos habitaciones,
2 aseos rodeados por terrazas
·
Casa B
Planta baja: vestíbulo, aseo,
cocina con espacio para comer, salón comedor, biblioteca
Planta primera: cuatro
habitaciones, un baño, tres aseos, un balcón
Planta segunda: salón taller, una
habitación, un aseo rodeado de terrazas
Ambas casa se parecen por su
volumetría, pero tienen variaciones en el programa ya que están orientadas de
diferente manera por lo que la apertura de huecos en las fachadas acusan la
diferencia, también las diferencia su posición aislada o adosada a las casas
adyacentes, pero mantienen en común el mismo sistema constructivo.
En las plantas bajas de ambas
casas destacan como elementos no sólo funcionales sino casi esculturalmente
decorativos los volúmenes de las escaleras y de la chimenea. Las chimeneas con
un nicho profundo para el fuego y paredes lisas e inclinadas recuerdan las
características chimeneas oblicuas de los hogares del este europeo.
Los ambientes están divididos por
paredes que no los encierran permitiendo una fluidez de movimientos que el
austero exterior oculta. La luz penetra abundantemente por sus múltiples ventanas
y aberturas, sobre todo en la planta de los dormitorios, creando sutiles
matices
Las cocinas, estrechas y largas
evocan a las de los vagones de trenes, al igual que la forma curva de sus
techos.
Estructura
El sistema estructural es una
combinación de ladrillo rojo y hormigón volcado “in situ”, ambos expuestos al
exterior. Las vigas de hormigón que separan las plantas y que recorren
longitudinalmente la estructura para soportar el peso de las bóvedas, se pueden
apreciar desde el exterior convirtiéndose en un nuevo detalle constructivo.
Techos
Bóvedas de hormigón poco
profundas contrastadas con un marco de ladrillos delgados colocados sin
utilizar un sistema de centrado. Estos ladrillos se extienden como moldes
permanentes para las finas bóvedas de hormigón que tienen encima. Sujetadas con
vigas de acero transversales, las bóvedas de hormigón descansan en vigas
continuas que se extienden a lo largo del piso, estas vigas a su vez
transfieren el peso a las paredes de carga de ladrillos que rodean las casas.
El mismo sistema fue utilizado en las dos construcciones.
A ambas casa las gobiernan las
mismas medidas de espacio, con dimensiones del Modulor, dos crujías
longitudinales de anchuras distintas, 3,66 y 2,26 metros marcadas por muros de
carga de ladrillos y cubiertas por bóvedas que arrancan a una altura de 2,26
metros desde el dintel de las vigas, por tanto, la sección de las crujías es un
rectángulo áureo y cuadrado respectivamente, la matriz de las casas.
Materiales
Construidas básicamente con
ladrillos, hormigón, piedra, cristal y madera natural.
El acabado exterior lo da el
hormigón vista de la estructura y los ladrillos rojos rústicos, materiales que
se combinan con madera sin pintar y vidrio. En el interior las vigas son de
metal, en la fachada de hormigón.
En los acabados interiores se
yuxtaponen los mismos materiales con paredes pintadas en vivos colores, techos
abovedados de ladrillo y suelos sin pulir. Ya en la década de 1920, Le
Corbusier había entendido que el color modifica los espacios, estimula las
reacciones fisiológicas y tiene un fuerte efecto sobre nuestra sensibilidad,
concepto que aplicó en los salones de estas viviendas donde los colores ofrecen
variables visuales destacadas.
Las cubiertas se rellenan de tierra y hierba para
reducir la dilatación térmica.